lunes, 26 de noviembre de 2007

Segunda Opinión

¿Por qué ganó la continuidad en Medellín?

Guillermo Maya
Noviembre 25 de 2007 -

A pesar que la mayoría de la clase política tradicional no estaba con Alonso Salazar, y de que las encuestas de opinión no lo daban como favorito, el ex secretario de gobierno del Alcalde Sergio Fajardo ganó la Alcaldía de Medellín por un amplio margen, con el 44,2 por ciento de la votación contra 38,8 de su principal contendor, Luis Pérez, quien era dado como el favorito por todas las encuestas que se hicieron.
La elección de Alonso Salazar se debió al hecho de ser el heredero de un proceso en contra de los representantes de la vieja política clientelista, más que por sus virtudes personales, que sin embargo las tiene como funcionario, investigador social y, sobre todo, como escritor. Además, Salazar fue elegido porque la administración de Fajardo ha mostrado resultados en el gobierno de la ciudad, como obras, la construcción de colegios y calles peatonales, la remodelación del Jardín Botánico, el parque Explora, etc., y una política social centrada en la educación. Sin embargo, el factor más importante para la ciudad, que ha sido muy golpeada por la violencia, y sus habitantes, fue que la administración coincidió de manera afortunada con la política de la seguridad democrática del presidente Álvaro Uribe Vélez, que ha contribuido a bajar dramáticamente los indicadores de homicidios en la ciudad, y crear así un clima de confianza y de esperanza en la mayoría de los medellinenses, que no estaban dispuestos a cambiar por autopistas en el aire.
El alcalde Fajardo se ha equivocado más de lo que sus seguidores y él mismo están dispuestos a admitir, y posiblemente se ha equivocado menos de lo que pensamos quienes no hemos estado de acuerdo con algunas políticas puntuales de su administración, como fue el sobreprecio en la compra de Orbitel, el costoso cambio de imagen de EPM, las pirámides de la Avenida Oriental, la ampliación de la vía regional para acomodar las ventas crecientes de autos particulares, la tala de árboles, la omnipresencia televisiva del Alcalde, como si gobernara una república bananera mediática, la negligencia con los corregimientos de la ciudad, etc. Sin embargo, la gente estuvo dispuesta a pasar por encima de estas equivocaciones, que para otros no lo serán tanto, con tal de no volver al pasado.
Además del voto de opinión favorable a Salazar, otros factores contribuyeron a elegirlo. En primer lugar, el alineamiento de la mayoría de los grupos empresariales a su favor, especialmente el poderoso Sindicato Antioqueño. En segundo lugar, el manejo mediático, sobre todo en TeleMedellín, canal municipal pagado con los impuestos de los medellinenses, con numerosos conversatorios o publirreportajes de periodistas-funcionarios con el alcalde Fajardo y su equipo de gobierno, que hablaban maravillas de sí mismos y de los logros de su administración, desde el retiro de Salazar de la Secretaría de Gobierno hasta pocas horas antes de las elecciones. En tercer lugar, la intensa campaña publicitaria de la Alcaldía en la que llamó a votar a todos lo medellinenses, de manera limpia y sin vender el voto por falsas promesas, y cerraba los spots televisivos con los lemas 'Medellín, la más educada' y 'Medellín, para adelante y sin reversa', donde ligaba de manera casi subliminal, sutilmente, los logros del alcalde Fajardo con la necesidad de votar por alguien que continuara por el mismo camino. Y, por último, el apoyo de algunos personajes de la farándula y el de doña Lina Moreno de Uribe también contaron a la hora de votar.
En su campaña política, Alonso Salazar tuvo el gesto importante de publicar el estado de su declaración de renta, con lo que envió así el mensaje a los votantes de que él estaba dispuesto a ser alcalde para servirle a la comunidad y no para volverse rico. Algunos comentaristas locales lo criticaron y recalcaron que la pobreza no era ninguna virtud. Sin embargo, se equivocaron al despreciar el gesto y al no medir el impacto que, posiblemente, este podía tener sobre la gente. Ningún otro político de la región, ni tampoco del país, recogió el gesto de Salazar y lo hizo propio. La soledad en esta clase de gestos es un indicador, corroborado con la evidencia factual sobre la corrupción, de que en Colombia no todos los políticos le apuestan a la transparencia en sus actuaciones, tanto con el dinero público como con el privado, porque el problema no es tanto que los políticos se apropien de los dineros públicos de manera directa, sino que se enriquezcan usando cuentas en los paraísos fiscales o testaferros por los favores hechos a los hombres de negocios.
Entre otras cosas, y esto es muy importante para los antioqueños, Salazar afirmó en su campaña que no privatizaría a EPM. Sin embargo, el actual gerente de la entidad, Juan Felipe Gaviria, ya había dicho, antes de las elecciones, en la revista Semana, que "EPM será una sociedad por acciones, como lo son Ecopetrol, Isagén e ISA" ('¿EPM por acciones?', 10-20-07). ¿Le creemos a Salazar o al gerente Gaviria, a quien Salazar le ofreció continuar en el puesto por otros cuatro años?
Sin embargo, ahora le toca a Salazar demostrar que él tiene su propia visión de la ciudad y carisma y que es capaz de imprimirle a su administración una visión mucho más social y menos faraónica, incluyendo también las zonas rurales de Medellín.

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