sábado, 2 de febrero de 2008

Segunda Opinión

Fajardo, periodista

Lo dijo José Obdulio con la linterna de Diógenes en la mano: buscad el sucesor de Uribe dentro del bluyín del alcalde Fajardo.

Humberto de la Calle

sábado, 02 de febrero de 2008

Lo dijo José Obdulio con la linterna de Diógenes en la mano: buscad el sucesor de Uribe dentro del bluyín del alcalde Fajardo.

Esa recomendación, acompasada con suficientes muestras de sus seguidores y, a veces, subliminalmente, del mismo Fajardo, lo convierten, si no en candidato, al menos en protocandidato presidencial.

Magnífico. Tiene lógica política. Aunque malas lenguas dicen que es cosa de J. Obdulio y del empresariado antioqueño, no de Uribe.

En todo caso, Fajardo está en su legítimo derecho.

Pero ahora ese no es el tema. Sergio comienza a trabajar como periodista en un prestigiado programa radial de Caracol.

Hay algo allí que merece un segundo examen.

Digamos que Sergio tiene derecho a trabajar donde se le antoje. Y que Caracol posee la facultad inalienable de incorporar a sus filas a quien le dé la gana. Ni siquiera es asunto de libertad de mercado, sino más bien de libertad de escoger cada quien su propio designio.

Pero hay varios hechos concomitantes.

Caracol es una de las primeras cadenas radiales colombianas. Eso la coloca en situación privilegiada, no sólo para analizar e informar sobre la realidad nacional, sino para contribuir a formar los grandes bloques de opinión.

Sentada esa premisa mayor –el poder de Caracol– la premisa menor, esto es, la condición de candidato de Fajardo, genera inquietudes.

Hay un inmenso riesgo de desbalance democrático y de inequitativa disparidad en la contienda democrática, si uno de los candidatos, a fuerza de esa libertad mutua entre empleador y empleado que reconocemos como innegable, resuelve recorrer el país, entrevistar a la nación, levantar tribuna en cuanto lugar se le antoje, llevar un mensaje que pese a estar revestido de la neutralidad del dictamen periodístico, es en el fondo un discurso político con la mira puesta en el Palacio presidencial.

Una cosa es política y prensa escrita. Una cosa es que Nariño editara los Derechos del Hombre en una imprenta precaria o que Alberto Lleras intercalara su pluma con las faenas electorales.

Pero Caracol usa un espacio electromagnético que es propiedad de todos. Y este es un elemento delicado sobre todo frente a la solvencia de la democracia.

Además, advierto que he sido defensor de la incursión extranjera en nuestros medios, porque he creído que es preferible una gestión impecablemente profesional que un amañado y plutocrático manejo de la información.

Sin desmerecer un ápice la capacidad de Fajardo como alcalde y como periodista, estamos enfrente de una decisión que brinda a un importante personaje una posición extraordinariamente favorable, en desmedro de los demás candidatos. Algo que no será posible remediar luego, cuando Fajardo renuncie y Caracol entre en una supuesta fase de neutralidad. Será tarde.

No propongo este tema desde una inaceptable intervención estatal, sino para la reflexión de los implicados. Dos Consejos no pedidos: Grupo Prisa: cuidado se le ocurre a alguien que comienzas a meter baza en la política nacional. Sergio: Lo peor para un candidato es que la gente crea que usufructúa privilegios extraordinarios.

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Refrescante la presencia allí mismo, en Caracol, de Paola Ochoa. Por la gracia, la voz y los temas que maneja.

1 comentario:

Anónimo dijo...

04 de Febrero de 2008



En sentido contrario





Por:

Mauricio Zuluaga Ruiz





Desconcierto es lo que se siente, cuando se trata de entender hacia donde quiere llevar al país la influencia de los medios de comunicación. Y es que por años, el papel de la prensa ha sido determinante en el gusto, la percepción y obviamente la tendencia actual, en cualquiera de sus ámbitos.



No por algo ha sido llamado “el cuarto poder”. Eso no quiere decir que a estas alturas se trague entero. Es importante el papel de la prensa de informar, de dar cuenta de los acontecimientos de manera objetiva (aunque es un término controvertido) y de buscar los mejores recursos tanto técnico como humanos, que permita de alguna manera discernir los acontecimientos locales, nacionales e internacionales.



Pero el desconcierto crece cuando se ve la influencia, buena o mala, que quieren manejar desde los micrófonos. Para el caso que voy a mencionar la influencia es MALA. No es entendible, ni comprensible, ni lógico y mucho menos acertado el que Caracol Radio quiera hacernos ver la contratación del ex alcalde Sergio Fajardo, como un refuerzo periodístico que les permitirá llegar más a los oyentes y de paso celebrar sus 60 años. Y digo que es MALA porque acompañar a Fajardo en su recorrido por Colombia, para conocer más al país, es ponerle micrófono a la pre-campaña presidencial que inicia. Como quien dice, Caracol Radio tomó partido desde ya, faltando aún más de dos años para que el Presidente Uribe termine su segundo mandato.



Como entender esta elección que hace el grupo español Prisa, a través de Caracol? Qué quiere lograr a través de este apoyo claro y sin tapujos a las aspiraciones presidenciales de Fajardo, que todavía se las da de inocente, diciendo que sólo hace un ejercicio comunitario loable de visitar las comunidades de norte a sur.



La estrategia es clara: hoy se inicia de periodista, con grandes conocimientos, un buen porcentaje de opinión de Medellín, premiado como el mejor alcalde y más vanidad que realidad,…esto genera cariño, recordación, se le abren los espacios, los micrófonos, le siguen creciendo su ego….y en dos años, listo!!! Tenemos el candidato ganador, conocido por todos y más admirado entre los españoles que entre los colombiano.



No es sano, no es imparcial la posición de Grupo Prisa y menos de Caracol Radio.



Qué haremos entonces a partir de este 1º de febrero??? Creo que las otras cadenas aumentarán su raiting, porque a todas luces debemos cambiar el dial, para buscar estar informado de manera más imparcial y objetiva.